Oración milagrosa a la Santísima Trinidad para pedir salud protección y prosperidad

Reza la oración siete veces seguidas al día. Hazlo así durante siete días consecutivos sin interrumpir, hazlo con mucha fe y confiando plenamente en el poder celestial de la Santísima Trinidad.

El séptimo día al terminar de rezar puedes prender una vela blanca en nombre de la Santísima Trinidad. Para agradecer recuerda divulgar el nombre de la Santísima Trinidad

comenzamos

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Gloria en el Cielo y en la Tierra, a la Santísima Trinidad, Dios Todopoderoso, principio y fin nuestro creador del universo.

Padre dulce y misericordioso, Jesús Salvador nuestro, protector magnánimo, Espíritu Santo, luz celestial que irradia con fuerza nuestro camino, Gloria a la Santísima Trinidad.

Oh Padre Celestial, oh Jesús noble y generoso, oh Espíritu Santo, consagración perfecta de mi ser, cubridme con vuestra bendición milagrosa y selladla para que nada grave pueda sucederme, para que mi salud sea fuerte y me permita cumplir con todo mi cometido, cubridme con vuestra majestuosa protección divina para que ningún peligro puede acecharme, para salir indemne de todo problema, para sortear todo obstáculo, para vencer al enemigo, cubridme con vuestra luz venturosa para que nada material pueda faltarme, para que todas mis necesidades permanezcan por siempre cubiertas, para que las puertas de la abundancia y la prosperidad eternamente se encuentren abiertas.

Padre Eterno ven a mí e infunde en mí la sabiduría que necesito en mi vida, en las decisiones, en las elecciones, en los momentos importantes, no me abandones.

Padre Jesús, mi salvador, ven a mí y abre todos mis caminos, sáname de todo mal y tranquiliza mi mente y mi alma para actuar siempre con justicia y precisión, no me abandones Jesús, Espíritu Santo, libérame de todo mal, de todo enemigo, de todo peligro y de toda enfermedad.

Dame tu luz divina para que pueda caminar con determinación y seguridad en todo momento y bajo cualquier circunstancia, no me abandones Espíritu Santo.

Gloria a Dios, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo, gloria a la Santísima trinidad, que se haga en mí vuestra misericordiosa voluntad.

Amén

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

Amén

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Que la bendición y la protección de la Santísima Trinidad sea siempre contigo y con los tuyos.

Oración milagrosa a la Virgen Desatanudos para causas y necesidades desesperadas o imposibles

Reza esta oración siete veces seguidas al día. Hazlo así durante siete días consecutivos sin interrumpir. Hazlo con fe y con la esperanza de recibir la milagrosa gracia de la Virgen Desatanudos. El séptimo día al terminar de rezar puede desprender una velita blanca en nombre de la Virgen Desatanudos para agradecer.

Comenzamos

Santísima María, Virgen Desatanudos, la que desata los nudos del dolor, la que desata los nudos de la infelicidad, la que desata los nudos de la injusticia.

Oh Madre Misericordiosa, transforma mi vida para que la paz y la armonía se hagan presentes en ella, para que desaparezca el sufrimiento, la preocupación y los obstáculos, para que se aparten las nubes negras que no permiten que la luz del sol la irradia.

Bendita Madre, Virgen Desatanudos, Reina Celestial, escucha mi plegaria (EN ESTE MOMENTO DEBES HACER TU PETICIÓN PERSONAL Y DESPUÉS CONTINUAR LA ORACIÓN).

Madre Hermosa, desata todo nudo de dolor en mi vida, desata todo nudo de opresión en mi vida, desata todo nudo de angustia en mi vida, desata todo nudo que impida mi felicidad, desata todo nudo que se interponga en mi camino, desata todo nudo que dificulte o imposibilite la consecución de mis deseos.

Oh Madre Misericordiosa, Virgen Desatanudos, a tus pies vengo a suplicar tu magnanimidad, a tus pies vengo a suplicar la concesión del milagro que me salve, que me saque de este agujero infernal donde me encuentro y del que sin tu ayuda no lograré salir.

María Santísima, Madre del Redentor, Reina y Señora de los arcángeles y ángeles, lleva mi plegaria ante el altísimo y ruega por mí ahora más que nunca, auxíliame Madre, no me dejes por más tiempo ante esta dura y extrema circunstancia, obra tu gran poder divino y bañame con tu luz.

Que así sea Madre.

Gloria a Dios, gloria al hijo, gloria al Espíritu Santo y gloria a ti Madre Santísima Virgen Desatanudos.

Amén

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Que la bendición y la protección de la Virgen Desatanudos sea siempre contigo y con los tuyos.