Tres oraciones diarias de alta protección contra todo mal, peligro enemigo o enfermedad
Reza estas tres oraciones seguidas una sola vez. Hazlo cada mañana al despertar y antes de comenzar tu rutina para blindarte la alta protección contra todo mal, peligro, enemigo o enfermedad.
Comenzamos
Primera oración
San Miguel Arcángel, milagroso combatiente contra el mal, se mi amparo contra la perversidad, contra el peligro, contra los enemigos, las acechanzas maléficas y contra toda enfermedad.
Mi príncipe celestial San Miguel Arcángel, con el poder que te ha sido concedido te pido que alejes de mi vida todo perjuicio, peligro, amenaza o sufrimiento, que abras mis caminos y los bendigas con tu espada milagrosa.
Hermoso Arcángel, que a través de tu divinidad se manifieste el poder de Dios Padre para conmigo, otorgándome la protección maravillosa contra todo lo maligno.
Así será.
Amén
Segunda oración
Tú eres mi fortaleza, mi escudo, mi refugio, el Dios Todopoderoso en el que confío.
Solo tú puedes librarme de las trampas, del enemigo, pues me cubrirás con tu luz y hallaré en tu corazón siempre refugio, no temeré a lo desconocido, no temeré a ningún enemigo, no temeré a ningún peligro porque tú eres mi escudo, mi refugio, el Dios Todopoderoso en el que confío.
Podrán caer mil a mi izquierda y mil a mi derecha pero yo nunca caeré, firme me mantendré, con la fuerza de mi fe, con el poder sagrado de tu protección divina Padre, ningún mal habrá de sobrevenirme porque tus ángeles celestiales cuidarán de mí.
Misericordioso Padre, con tus propias manos me ayudarás a levantar cada vez que caiga, apartarás los obstáculos que se interpongan en mi camino y me cubrirás de luz maravillosa que irradiará mi vida siempre.
Así será.
Amén
Tercera oración
En el nombre de Jesús mi señor, en el nombre de María Santísima, la madre celestial, os invoco ahora, en este día suplicando protección, impidiendo sobre mí cualquier perturbación, cualquier ataque, cualquier peligro.
María, Reina gloriosa de los ángeles, protégeme y cuida de mí como solo tú sabes hacerlo, guía mis pasos y oriéntame siempre en momentos de dubitación.
Mi Señor Jesús, derramaste tu sangre para salvarnos, protégeme ahora y siempre, bendice mi día y bendice cada uno de los actos y decisiones que lleve a cabo, ilumínalos para que solo tengan el fin de la Victoria y de la plenitud.
Así será.
Amén
Si te ha gustado la oración dale a me gusta y comparte con otras personas a las que les pueda ayudar.
Que la bendición y la protección divina sea siempre contigo y con los tuyos.
Deja una respuesta